viernes, 5 de diciembre de 2008

La Cuantificación de lo Cualificable

¿Alguna vez escucharon decir “ése RR.PP. es 9,74 puntos como profesional”? Lo dudo.

En este artículo no me propongo hacer una crítica al método de calificaciones de la esfera académica. No considero que sea correcto, ni que yo esté capacitado para realizar dicha acción. Por ello, me gustaría aclarar desde un principio que no es mi intención herir susceptibilidades ni mucho menos iniciar una guerra. Solo quiero, como siempre lo hice en este blog, decir que pienso y siento sobre la actualidad de nuestra profesión.

Desde que inicie mis estudios hasta el día de hoy, me tocó lidiar con diferentes y variados tipos de compañeros. No me refiero para nada a clases socio-económica, raza (si es que las hay), color, contextura física ni capacidad (en las versiones que se les ocurra). Me refiero más exactamente a la pasión. Es indudable que un profesional completo, está construido al igual que una moneda. En una cara esta la teoría, y en su otro lado la práctica. Igualmente creo que esto no es suficiente para otorgarle a un profesional la cualidad de completo y eficiente. La pasión, las ganas y sobre todo el rechazo a la mediocridad son indispensables para que la moneda sea completa. Sin embargo, mi experiencia me dice lo contrario.

Mis estudios me hicieron conocer historias y realidades realmente ambiguas. Cursando en una universidad en la que se fomenta la adquisición de experiencia durante los estudios, las buenas prácticas de la profesión, la lectura entre líneas de todos y cada uno de los textos que se nos presentan en la vida, participé en eventos y situaciones especiales que me hicieron dar cuenta que solo son discursos que no están puestos en práctica.

Me he dado cuenta que mis compañeros con mayores notas, son los que nunca han aplicado lo aprendido. Y no quiero decir que esté mal sacarse notas altas, sino que no encuentro una verdadera razón para premiar solo eso. ¿Qué tiene de grandioso tener como única responsabilidad en la vida estudiar? Veo como generación tras generación egresada ha “tragado” sin “masticar” los contenidos dados, y egresan uno atrás del otro ,profesionales realmente mediocres en cuanto a experiencia, pasión y ganas. Sin embargo a esos profesionales se los premia. Salen con diplomas de mejores promedios, y los profesores los aplauden por sus excelentes resultados cuantitativos, por haber recordado por el período de una semana cada uno de los temas a rendir en un parcial. ¿Qué valor le aporta a la profesión un profesional como ese?

Entiendo que las universidades persigan fines económicos, a pesar de hacerse llamar “sin fines de lucro”. Y cuanto mayor flujo de egresados, mayor cantidad de cuotas pagas. Es una ecuación perfecta. Pero me pregunto qué es lo que hacen los profesores al ver un alumno absolutamente desinteresado, con pocos rastros de pasión, y un futuro incierto como profesional. ¿Los profesores no son profesionales también? ¿Acaso no les interesa a quien si tener o no como colegas en el futuro? ¿No deberían actuar como los principales filtros de mediocridad? La docencia debería ser una artesanía, no una producción en serie.

Me gustaría terminar este post con el comentario sobre una experiencia realmente ridícula que estoy vivenciando en mi universidad. Básicamente, el nuevo plan de estudio propone acumular punto para no tener que cursar algunas de las materias de la carrera. Los puntos se acumulan asistiendo a diferentes eventos. Adoro asistir a ellos para, además de interesarme en los temas tratados, ver como todos van a dormir para no tener que cursar un par de materias. ¿No será eso fomentar nuevamente la mediocridad? Tenía entendido que la universidad era un ámbito académico donde estudiar. Me equivoqué. Si quieren completar un lado de la moneda… no le quiten tiempo al otro lado. Llenen huecos, no los disimulen.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Nicolás, comparto 100% tu punto de vista. A mi me solía suceder que veía personas a mi lado cursando, con muy pocas ganas de SER un relacionista público y sin embargo por mayor capacidad de aprendizaje o un nivel intelectual más alto, de forma valida se sacaban mejores notas que yo. Pero no veía en ellos la pasión que yo tengo por esta profesión, es más, de hecho muchos de ellos declaraban que no les interesaba trabajar de esto. La verdad que es aquí que veo injusta la mirada que se tiene sobre esto. Creo deben ser premiados por "ese" logro, el promedio. Pero esto no indica "inequívocamente" que sean buenos profesionales, si es una gran base, pero no todo.
Saludos..

Anónimo dijo...

que bueno encontrar a alguien que le pasa lo mismo que a mi. Me mato haciendo los trabajos prácticos, trabajo, estudio, me encanta la preofesión, pero sin embargo hay gente que nunca prestó atención a una clase, que nunca hizo un tp, pero estudian de memoria, aprueban los parciales y tienen un promedio mucho mejor que el mio, me da broncaaaa.

Idealizar Relaciones Públicas dijo...

Sinceramente me indigna que en una universidad se premie la mediocridad. Si bien los seminarios son muy buenos como jornadas de actualización e intercambio no me parece correcto que reemplacen catedras completas. Todas las materias que integran un plan de estudio se complementan y son igual de importantes. De todas maneras, finalizar la carrera universitaria y recivirse no alcanza. Hoy nos enfrentamos a escenarios profesionales muy competitivos, donde no hay lugar para mediocres; creo que profesional de Relaciones Públicas se nace y no se hace. A donde quiero llegar es que además de los conocimientos académicos que se requieren, también es necesario que la profesión circule por la sangre. Hoy no hay lugar para gente sin pasión, sin visión, sin pujanza y los que no tengan estas aptitudes les va resultar muy difícil insertarse y mantenerse en el mercado laboral.
En todos los ordenes de la vida nos vamos a cruzar con gente que no sabe para que respira, pero lo verdaderamente importante es que uno sepa y tenga bien en claro que es lo que quiere y a donde quiere llegar.

Martin Montes

Victoria (23) dijo...

Chicos:
Hola a todos!
Calculo que por la descripción que hacen, soy egresada de la misma casa de estudios. Entiendo el punto, pero no me parece tan grave. La universidad te premia por las notas, es cierto. Una de sus funciones es reconocer a los alumnos ya sea con becas o con diplomas, que tienen un desempeño académico mejor que el de la media. Es cierto que hay muchos que estudian poco y se sacan buenas notas. Y también hay muchos otros que se sacan bajas notas justamente porque no estudian nunca. "Hay de todo en la viña del Señor".

Pero les aseguro que si todos ustedes tienen la pasión que dicen tener por la carrera y están capacitados, el mercado les dará el premio que realmente vale la pena que es un trabajo en esta profesión con tan pocos puestos y el reconocimiento de sus colegas. La notas son anecdóticas, sólo sirven mientras estás en la universidad. La carrera dura cuatro años. Pero la profesión es para toda la vida.

Saludos.

Nicolás Vazzano dijo...

Gracias por aportar tu punto de vista Victoria. Tal vez tengas razón en que exageré un poco en cuanto a la gravedad del hecho. Solo estaba describiendo con palabras la sensación de mediocridad que siento algunas veces cuando veo ciertas estupideces que se implementan en la universidad.

Me encantó tu última frase: La carrera dura cuatro años. Pero la profesión es para toda la vida.

Un saludo grande y espero que sigamos en contacto.